Wetlands = humedales

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De nuevo cuño, la voz humedales traduce la inglesa wetland, la expresión francesa zone humide, la alemana Feuchtgebiet o el vocablo neogriego ügrotopos, hygrotopos. Según Juan José Sanz Donaire, la casi totalidad de los valores mediante los cuales hoy se pretende encumbrar a los humedales ya están presentes y explícitamente citados en la Ilíada, resultando el valor añadido actual poco menos que nulo.

 

A la memoria del cura párroco del antiguo puerto de las Conchas, Doctor Manuel de San Ginés

Ambos términos "wetland y humedal" vienen ganando consenso global, intentando acercar criterios diversos que caben a un tema cuyos enfoques hidrológicos, geomorfológicos y ecológicos necesitan desarrollarse mucho más allá de lo acordado. Y por ese motivo, resulta comprensible la falta de una legislación clara a tantos respetos que caben a estos temas.

El área y los suelos que enfocan este trabajo es bastante precisa y trataré de describirla con mi mayor atención y libertad de criterio; pues tampoco me resultan agotados los enfoques primarios que he alcanzado a reconocer sobre estas áreas estuariales

Los cordones, algunos claramente litorales marinos (arcillas verdes) y otros probablemente relacionados a ambientes estuáricos transicionales (sedimentos arcillosos negros y areno arcillosos), marcan la fase regresiva de la ingresión holocena. Los depósitos generalmente alcanzan hasta 2 m de espesor.

Los sedimentos marinos han recibido diferentes denominaciones por parte de diferentes autores. En el esquema original se los denominó “querandinense” (Ameghino, 1908). conformados por arcillas con capas de arenas arcillosas verdes o arcillas verdes muy plásticas en húmedo y duras en seco. También, estas arcillas están formadas por conchillas y conchillas con arcillas (Duclot, 1901).

Generalmente se encuentran húmedas o saturadas por lo que son muy plásticas. Tienen un espesor variable del orden de los 5 a 8 m. Se apoyan en forma erosiva sobre las ¨toscas¨ de la F. Pampeano e incluso sobre las “arenas puelches” del Plioceno en otras zonas de estudio (Pereyra et al. 2003).

Los cordones litorales han sido datados en diferentes sitios y por diferentes autores por 14C, ocupando un rango de edad que va entre los 7 y 2,5 Ka (Pereyra et al., 2003)-

La geomorfología de regresión marina está presente en todo el delta del Paraná (Pereyra et al., 2003). Se interpreta que estos sedimentos corresponden al inicio de las facies regresivas, es decir entre 4000 y los 2000 años.

En el relleno sedimentario ubicado en la zona media y superior de la cuenca de estos valles del Reconquista, Luján, de la Cruz, Areco y Arrecifes, no se los identifica.

Otra descripción somera descubre estos cordones relacionados con las arcillas expansivas de distribución lateral heterogénea y sugiere correspondencia

Extiende esta formación sedimentaria a lo largo de la costa de la provincia de Buenos Aires, desde San Pedro hasta Samborombón y Mar Chiquita.

Los sedimentos de esta última ingresión marina forman parte del conjunto de nuestros terrenos superficiales (hasta apróximadamente 6 m) y en su composición aparecen arcillas expansivas distribuidas de manera heterogénea en sentido lateral. Esto significa que con diferencia de 100 m la composición cambia prácticamente punto a punto.

Cuando se funda sobre arcillas de este tipo, puede ocurrir un desplazamiento o hinchamiento de la misma, a pesar de que la arcilla se encuentre debajo del agua. Este tipo de movimientos es independiente del tiempo que tarde cualquier relleno en sedimentar y no desaparece cuando este proceso se completa.

Esto produce permanentes resquebrajamientos, principalmente en elementos que están sometidos a cargas y esfuerzos importantes como por ejemplo una pista para aviones.

Desde hace varios meses vengo destacando mis diferencias primarias de nominación geomorfológica histórica, que no surge de desprecios estratigráficos, sino de la dinámica de estos procesos que parecieran estar sugeridos desde una dinámica costera asistida por una mecánica de fluídos con herramientas demasiado primarias para los tiempos que corren.

Los conceptos que asisten la dinámica costera en estas áreas tan interiores, reproducen generalizaciones que aquí no veo se sostienen. Y si fuera el caso que en la formación de estos cordones participaran otras energías, de la mayor importancia resulta señalarlo.

Pues las desatenciones espeluznantes que afligen a todas nuestras riberas estuariales urbanas, refieren de esa pobreza de mirada; y es por ello que no aprecio seguir esos catecismos. Para sostener mirada  creativa y no sólo descriptiva, necesito poner en duda muchos de esos antiguos criterios.

Si vemos cómo marchan en paralelo la advecciones mareales (descarto la deriva litoral) y las de los flujos de salida de los tributarios. Y cómo estas últimas prolongan las horas de acción de los reflujos; advertiríamos qué cuidado mayúsculo deberíamos alcanzar a los corredores naturales de flujo costaneros para poner límites naturales a estas advecciones.

Por descuidos en las líneas de ribera hemos matado estos flujos costaneros; y hemos visto desarrolladas grandes áreas de hidrotermias, que no sólo impiden dispersión, sino que favorecen traslados sedimentarios impensados.

Respecto de los asentamientos humanos en estas planicies, tres aspectos me parecen de comienzo los más importantes a considerar: el que refiere de la fragilidad del manto filtrante del extenso humedal que cubre el acuífero que por allí aflora y cuyas estimaciones ya ha publicado el INA (ver imagen que sigue); la infiltración en los estanques artificiales cavados con gran falta de criterio en el humedal (a pesar de haberles asegurado con bombos y platillos "sustentabilidad hidrológica?!"), de toda la bruta polución del Aliviador del Reconquista; y la vulnerabilidad superlativa que descubren los riesgos de las crecidas del sudeste; al igual que los tributarios estuariales vecinos, incluído el Paraná de las Palmas, que por esta planicie se desparraman sin pedir permiso.

area de surgentes segun el INA

Cuando uno advierte la ubicación, la altura sobre el nivel del mar (promedio de 2 mts.s./n.m.), la relación de superficie de esta planicie, y la correlación con la dimensión de la cuenca que la originó y la utilizó como vía natural de escape durante decenas de millones de años, no puede pensar en asentar humanos a menos que esté ciego por el lucro que prometen estos irresponsables sueños.

Y apunto bien claro a esta adjetivación para tratar de invitarlos a molestarse y asumir ellos todos los riesgos. Que no se trata de pedirle a Papá Estado que legisle y administre esquivando estas elementales prevenciones que regala el Art. 59 de la Ley 10128/83;

y luego, complete sus regaladas gracias avalando Él todos estos mamarrachos de lujo y tan de moda; ignorando toda hidrología, ya "urbana", como "de humedales", e imaginando todos, así resuelto el problema básico de estos mercaderes y de sus clientes.

Si el Banco Central no garantiza depósitos por más de x pesos, no veo por qué el Estado Provincial tiene que asegurarle a estos mercaderes y a sus clientes nada pobres, una cobertura mayor que la de los depósitos de papel pintado. Al fin y al cabo, los riesgos caben en todos lados y Papá Estado no es propiamente el dueño de las seguridades, sino el que soporta todas nuestras irresponsabilidades. Ya el recordado Dr. Guillermo J. Cano, hace 20 años hacía esta recomendación.

Averiguar qué clase riesgos hidrológicos caben a estas áreas y a los que pretendan asentarse en ellas, no es ningún misterio. Si en cambio, es un misterio, cómo se pescan tan fácilmente 30 o 50 mil incautos. Y vale entonces que así como se promociona esta pesca, otros por la web apunten a sus flaquezas e incoherencias.

Intercalar desarrollos urbanos que superan casi 80 veces los máximos permitidos por el decreto 27/98 de barrios cerrados, generando una disociación que se expresa tanto en lo social como en la interrupción de las tramas vehiculares interdistritales y comunales; no es para mantenerlo en secreto y sin comentarios. Siendo que en adición, es Papá Estado el que garantiza finalmente con su firma, alimentando la gula de estos mercaderes.

Esta área, por ser lindera de una gran reserva natural al NE, es área a la que corresponden aprecios de mitigación y compensación. Y por estar encima mismo del área donde aflora el acuífero, le caben naturales prohibiciones de extracción de mantos sedimentarios; que de insistir en elevar suelos, necesitarán estas pretensiones ser resueltas importando de otras áreas más elevadas y bien retiradas de estas delicadas áreas.

Las ecuaciones económico-financieras de estos developers se sostienen en una necedad bien fácil de calificar en estos tiempos que alcanzan información puntual a cualquiera que la solicite.

Tanto el área de SEGEMAR a cargo de Omar Lapido en el Ministerio de la Producción (Te. 4349 3176/73), asistido por Fernando Xavier Pereyra para analizar la sustentabilidad geológica de estos asentamientos; como el centro de investigación de ecología de humedales que funciona en el laboratorio 57, en el 4° piso del Pabellón II de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA en Nuñez, para analizar la sustentabilidad ecológica y hacer una evaluación del estudio de impacto ambiental que oportunamente se presentara; permiten echar luz sobre cualquier tipo de adjetivo que aquí pareciera exagerado.

No así la Autoridad del Agua Provincial que parece estar en la misma luna, a pesar del deber de sostener la mayor responsabilidad.

Son ellos los que han declarado solitos, en su Resolución 354/06, no tener estudios de hidrología suficientes ni confiables, para mirar con atención una de las áreas más aplicadas a estos emprendimientos;

y tras haber visto a la jefa de Fraccionamiento Hidráulico, luego Directora de Mejoramientos y Usos de la AdA, firmar Resoluciones hidráulicas a lo pavo durante 10 años,

que ni siquiera reconoce haber consultado en esos 10 años a la Directora de Hidrología de esa repartición. Si esto no es estar en la luna, díganme dónde está esta Señora denunciada durante más de 10 años en más de 16.000 folios. Ver Los expedientes del Valle de Santiago en www.valledesantiago.com.ar

La forma inicial de enriquecer estos adjetivos que conduzcan a referir de aspectos estructurales, funcionales, valorativos y administrativos de estas áreas,  comenzaría por tratar de desarrollar una caracterización y delimitación; que si bien en mi caso se apoya en hidrología e hidrogeomorfología, no son por cierto los únicos enfoques que nutren estas caracterizaciones.

Esta planicie, que por motivos prácticos limitamos a las aprox. 25.000 Has. que van desde Campana hasta la salida del Aliviador, reconoce áreas con declaración de "reserva natural" de humedales, tal el caso de Otamendi;

Campana, Otamendi

como áreas que incluyen humedales de superficies mucho más importantes, tal el caso de las áreas de los milenarios cordones litorales que las imágenes satelitales muestran saturadas a simple vista; y por cierto las más bajas que median entre estos cordones y el curso actual del Luján, que cumpliera función de antiguo corredor de flujos costaneros estuariales.

antiguos cordones litorales descubriendo toda su humedad

Rescataré con cierta frecuencia breves párrafos textuales de informes de la desaparecida Ana Inés Malvárez, muy apreciada tutora de investigadores en la FCEyN de la UBA, que nos permitan acariciar sus sostenidos aprecios.

“Todos los organismos de las planicies inundables/anegables están condicionados por las sequías y en menor grado por las inundaciones extremas. La percepción humana de estos eventos tiene connotaciones y alcances muy distintos.

Esencialmente, las inundaciones, y en menor grado las sequías, son problemas eminentemente humanos, ya que la estructura de los ecosistemas inundables y la biota en sus diferentes niveles de integración se hallan ajustados mediante mecanismos de selección adaptativa que han operado en forma contínua durante períodos muy prolongados.

La inundación es la malla de procesos biológicos, sociales, económicos, políticos y culturales que parten del desborde “anormal” de las aguas sobre un territorio".

-De hecho, los romanos cuando referían de los "maximum flumens" dejaban sentada una tradición preventiva que nuestro Art. 2577 del Código Civil rescata como eventualidad "normal"-.

"Esta situación puede resultar detrimental por su magnitud, por su amplitud, por lo inesperado de su ocurrencia, pero también por la incoherencia del funcionamiento de la sociedad humana antes, durante y después de su manifestación”.

Puse entre comillas la palabra “anormal”, para intentar rescatar esas incoherencias y acercarla a nuestra conciencia como una eventualidad “normal”que la hidrología urbana hoy atiende, regalando prevenciones;

"anormal" sería que nunca ocurriese y no hubiera recurrencia y modelación que la acercara a nuestra consideración preventiva responsable.

Por ello rescato aquella competencia particular del necio, para ignorar aquello que pudiera o debiera saber. Así, lo de “normal o anormal” va en relación directa a la necedad con que actuemos.

Si sabemos que la "hidrología urbana" se encuadra en recurrencias nunca menores a los 100 años, y deja abiertas las consideraciones a crecidas máximas históricas que pueden llegar a los 500 años, queda claro que es "normal" considerar prevenciones que respeten estos criterios;

y que por caso nos recuerdan que la sudestada más alta del 5 y 6 de Junio de 1805 llevó el nivel de las aguas a los 5,24 de altura en la ciudad de Buenos Aires; y que el cura párroco del viejo puerto de las Conchas en San Fernado, Doctor Manuel de San Ginés regalara nota preventiva de ese evento, un año antes a los pobladores que igual desatendieron sus reiteradas advertencias.

Recordemos que dos siglos atrás no había modelación matemática para sostener hidrología alguna. Sin embargo, la prudencia tenía ya variados recursos para sostenerse.

Del estudio genealógico de José Antonio Berasategui  supuestamente llegado al puerto de Las Conchas poco después de 1796, tomamos nota que muchos buques procedentes de distintos puntos cargados con mercaderías frecuentaban ese fondeadero. Para dar una idea de la importancia comercial del puerto y pueblo de Las Conchas, basta citar que a fines del siglo XVIII funcionaban nueve aserraderos, los que proveían de madera para la construcción de buques a un astillero local y a Buenos Aires, donde era empleada en diversos usos.

Las frecuentes y grandes inundaciones que continuamente anegaban las partes más altas de la población hicieron que este cura párroco Doctor Manuel de San Ginés, a cargo de una virtual, pero no menos preventiva Autoridad del Agua Bendita (AdAB), iniciara en 1804 algunos trabajos para tratar de trasladar la población a un sitio más seguro.

Sin embargo, sus advertencias no fueron suficientes. El 5 y 6 de junio de 1805, un fuerte temporal de lluvia y viento del sudeste provocó una gran creciente del río que destruyó casi la totalidad del pueblo, perdiendo muchos vecinos sus viviendas. Los damnificados son trasladados a la Punta Gorda donde no llega la inundación.

Sigamos con atención el siguiente relato para tener una dimensión de lo ocurrido: “El día 4 de ese mes, las aguas comenzaron a crecer a gran velocidad y el 5 arreció la sudestada, con lo que la situación alcanzó proporciones de catástrofe. El antiguo pueblo de Las Conchas quedó cubierto por el agua cuyo nivel, dentro de las casas, llegó al metro y medio. Las viviendas, precarias en su mayoría, quedaron en la más completa ruina y sus moradores tuvieron que buscar refugio en los techos.

Los que acudieron en busca de protección a la antigua iglesia de la Inmaculada Concepción, ubicada en un sitio algo elevado, se encontraron con que la marea había alcanzado su interior. El aspecto que ofrecía el templo era lamentable, con los bancos flotando y el oleaje sacudiendo los confesionarios y arrojándolos contra el altar y las paredes laterales, incluso se llegó a temer por su derrumbe.

La gente huyó como pudo, la mayoría en botes y canoas. El temporal siguió arreciando todo el 6 y recién el 7 comenzó a amainar. El viento dejó de soplar y las aguas comenzaron a bajar. Sin embargo la magnitud del desastre fue enorme; no quedó un solo rancho en pie y las casas de material sufrieron tremendos daños”.

La catástrofe vino a confirmar la posición del padre San Ginés en cuanto a su teoría de trasladar a los habitantes a un lugar más seguro. El sitio apropiado, a su entender, era el cercano paraje del Alto de Punta Gorda. Allí levanta una capilla, originándose así en ese punto la actual ciudad de San Fernando. 

El pueblo vivió durante muchos años en el más completo abandono, siendo muy precaria la situación de los pocos pobladores, los cuales, según el padrón del párroco, sumaban sesenta familias a fines de 1812. Dichas familias estaban formadas por pescadores, labradores y comerciantes de frutas, en su mayoría. Esta despoblación fue debida en un principio a las repetidas mareas y más tarde a las continuas invasiones de los españoles.

Pasan los años y el partido de Las Conchas sigue sufriendo las inclemencias de los agentes naturales. Nuevamente, entre el 19 y 20 de agosto de 1820, se desencadenó otro violento temporal unido a una gran creciente que produjo grandes pérdidas de vidas y material, calculándose un centenar de muertos; a punto tal que “las aguas subieron a los sitios más altos de la población y formaron el cauce del río Tigre el cual, hasta entonces sólo era un zanjón casi seco que se internaba unos 600 metros. Desde ese momento el pueblo de Las Conchas quedó convertido en una isla y el puerto viejo, por efecto del temporal, inutilizado sin que pudieran surcar el río las embarcaciones de cierto calado”.

Debido a las grandes pérdidas las autoridades prohíben poblar y edificar en la zona, medida que es desoída, produciéndose nuevos asentamientos.
 
En la mirada de este cura, bastante anterior al bendito código de aguas provincial y a la no menos bendita Autoridad del Agua provincial, lo "normal" era salir de allí; sin que hubiera trascendido por entonces el uso de la palabra “hidrología”, sino para temas medicinales.

Cuando se aprobó por Legislatura la cota de arranque de obra permanente para Nordelta, ni los acuerdos de Ramsar se habían asumido en Argentina, ni la expresión "hidrología urbana" había sido usada (tampoco hasta el día de hoy ni siquiera como adorno de un sueño), ni una sola vez por la Autoridad del Agua. Ver www.lineaderiberaurbana.com.ar

Por ello cabe la expresión “normal”; pero más precisamente para referirla a la necedad de muchos mortales supuestamente responsables e ilustrados.

No estamos hablando de hidrología de humedales, sino de hidrología urbana.

Los patos y los lagartos overos no son precisamente los que irán a las puertas de la Corte a golpear. Por ello no anteponemos en estos párrafos, ecología alguna  al más básico interés ciudadano y público, que evite que Papá Estado se tenga que hacer cargo de estas tonterías que no dependen de prospectivas de cambio climático alguno, sino de historia no tan antigua.

Si estos mercaderes y sus clientes no piensan por sí, cuánto menos pensarán en ecología y correlatos sistémicos.

Es "normal" entonces que estas cosas ocurran. Madre Natura también estornuda. Y si miran, repito, el paquete de cuenca que tienen encima, diría que con menos de un estornudo se despacha esa planicie de moda bien inflada por mercaderes, de un plumazo. La pequeñita y miserable línea blanca que muestra la imagen que sigue, es precisamente la miserable área de 25.000 Has de la que hablamos. Ni más ni menos que esa pequeña línea.

Por ello, antes de entrar a tallar en la caracterización y valoración de humedales en general, necesito recalcar la vulnerabilidad descomunal de todo tipo de anegamientos que pesa sobre estas áreas; tanto de las aguas que bajan, como de las aguas estuariales que alguna vez subieron hasta los 5,24 mts. con fuertes sudestadas.

area gigantesca de la cuenca del Plata

Desarrollo mayores precisiones técnicas y legales en las páginas que siguen.

Ver "humedales" en planicie intermareal y brazo interdeltario . 1 .

"humedales al uso nostro" . 2 . . . Ver criterios legales provinciales . 3

ver criterios norteamericanos . 4 . 5 . 6 . 7 . . . ¿sustentables? ver 3 textos . 8

Wetlands=humedales . 9 . 10 . . . a las fragilidades de la memoria . 11

Reconocimiento . 12 . . . humedales del Luján en Escobar . 13 . . .

Proyecto Ley de Humedales 14 . 15 . 16 . 17 . 18 .

Propuesta . 23 .

Nueva propuesta 19 . 20 . 25 . 26 . 27 . 28 . 29 . 30 .

cartas doc al Gobernador . 21 . . . nueva salida para el Luján . 22 . 24 . .

index a una ley de humedales . .

El capítulo sobre las salidas del Luján reconocen en la página http://www.muertesdelaliviador.com.ar importantes novedades. Que también encuentran correlato en las causas D 412/2013 en CSJN y I 72832 en SCJPBA visibles por http://www.hidroensc.com.ar/cortemr7.html y /incorte122.html